domingo, 11 de abril de 2010

SORDERA ¿QUÉ SIGNIFICA?

Una persona sorda es aquella que presenta un déficit de audición que lo hace diferente del “standard esperado”. Por lo tanto deberá construir una identidad en torno a esa diferencia, para poder insertarse en la comunidad y apropiarse de la cultura.

La persona sorda tendrá que desarrollar sus potencialidades psico- culturales, de un modo diferente al de los oyentes.

El niño sordo encuentra serios obstáculos en la formación de su identidad, porque no se le permite desplegarse desde su estructura psíquica y cultural particular; sino que se pretende que lo haga desde el “modelo de cultura oyente”.

Ser sordo significa que, al carecer del sentido de la audición, ese niño no podrá adquirir en forma natural, un instrumento fundamental para la comunicación, que es la lengua hablada por su comunidad.
En principio, el niño sordo nace con todo su potencial lingüístico – cognitivo intacto.
Es preciso tomar medidas eficaces para que pueda desarrollarse a nivel emocional, intelectual y cultural.

HIPOACUSIA

La hipoacúsia es la perdida auditiva que genera, que el niño adquiera el lenguaje con cierto retraso, con algunas alteraciones en el ritmo y la calidad de sus producciones.

¿CÓMO DETECTAR SI UN NIÑO ES SORDO?

El primer indicador que podría estar señalando esa posibilidad es que el niño no reacciona a los ruidos, que no se da vuelta cuando algo cae, que no busca las voces, que no responde a su llamado. Éstos son los primeros signos de una posible deficiencia auditiva.
Esta característica de reaccionar al sonido aparece en los niños oyentes a los 3 meses. Es una clara reacción que escapa al simple reflejo involuntario. A medida que pasan los meses se puede observar que las reacciones del niño oyente van siendo cada vez más evidentes frente a la voz y el habla humana. Entre los 9 y 18 meses el niño oyente evidencia atención y respuesta a su nombre.
Puede resultar engañoso el hecho de que durante los primeros meses los bebés sordos emiten sonidos, balbucean. Pero luego este balbuceo comienza a extinguirse por falta de retroalimentación auditiva.
El desarrollo del lenguaje es el segundo indicador. Entre los 12 y 18 meses, el niño oyente alcanza a expresar un promedio de 15 palabras. A los 2 años posee unas 300 palabras aunque varias de ellas son simple juego fonoarticulatorio y auditivos placenteros sin significación alguna. A los 3 años el niño ya ha adquirido muchas palabras.
Es imprescindible la consulta con un especialista, pues ellos cuentan con técnicas apropiadas que permiten determinar, en los bebés, reacciones reflejas ante estímulos adecuados.

LAS CAUSAS DE LA PÉRDIDA DE LA AUDICIÓN PUEDEN SER:
Prenatales: la rubéola en el primer trimestre de gestación, sífilis, toxoplasmosis y sarampión materno, etc.
Neonatales: la hipoxia, ictericia, etc.
Postnatales: meningitis, ototis media a repetición

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